Federico Ignacio Isla, doctor en Geografía y experto en geología de costas, analizó en Cosas que pasan el impacto de la fuerte marejada que afecta a la zona costera del distrito de Tres Arroyos, especialmente en Claromecó y Dunamar.
El especialista señaló que el evento meteorológico, que comenzó durante la madrugada y continúa este lunes con marea creciente, está generando una erosión visible en sectores donde ya se han registrado daños estructurales, como escaleras y refugios en la costa de Dunamar.
“El oleaje llegó hasta el pie del médano”, explicó Isla, quien advirtió que la pérdida de arena en esas áreas es significativa.
Isla remarcó que se trata de un fenómeno impulsado por vientos del sur y sudoeste con ráfagas superiores a los 80 km/h, y destacó que la marejada “todavía no llegó a su punto máximo” debido a que la próxima pleamar será por la tarde. “Ya hubo una marea muy alta a las 3 de la mañana que provocó daños, y ahora viene otra con más intensidad”, advirtió.
Además destacó que este tipo de fenómenos se están volviendo más frecuentes y violentos, y que no siempre responden a los patrones estadísticos anteriores.
“El cambio climático introduce variabilidad que no estaba prevista, como inundaciones rápidas o sudestadas fuera de época”, apuntó el investigador.
En cuanto al futuro inmediato de la playa de Claromecó, Isla explicó que habrá que observar si aparecen rocas en la playa media, lo que confirmaría una importante pérdida de arena. “Habrá que esperar al menos una semana para ver si los bancos de arena se reacomodan y devuelven parte de lo que hoy se perdió”, señaló. También indicó que Claromecó tiene la ventaja de poseer una dinámica natural que tiende a recuperar arena, siempre y cuando no haya una pérdida excesiva.
Por otro lado alertó sobre la necesidad de repensar el diseño turístico y urbanístico en localidades costeras. “Hay que revisar cómo se distribuyen los balnearios, especialmente en zonas donde la playa es cada vez más angosta”, dijo, aludiendo a ejemplos como Villa Gesell o Miramar.
Finalmente valoró que los balnearios céntricos de Claromecó hayan sido construidos sobre pilotes, lo que les da mayor resistencia, aunque advirtió que en Dunamar la situación es más comprometida. “Ya se han roto escaleras y se perdió parte de la estructura del balneario de madera”, expresó.
Isla, que trabajó desde el CONICET durante años en investigaciones sobre la costa tresarroyense, remarcó que estos eventos extremos se volverán cada vez más habituales, y que será clave avanzar en políticas de planificación costera sustentable.