En su columna de los viernes en Cosas que pasan, la psicóloga María Liva abordó el tema de las compras compulsivas y cómo estas conductas impactan en la vida cotidiana.
“Muchas veces creemos que compramos para darnos un gusto, pero esa satisfacción se desvanece rápido y puede aparecer vacío, tristeza o culpa”, explicó. Según señaló, el acceso fácil a través de internet y la presión del marketing y las redes sociales generan un terreno fértil para este tipo de consumos.
María advirtió que la compra compulsiva suele funcionar como una forma de anestesiar emociones ligadas a la ansiedad, la tristeza o la baja autoestima. “El problema es que, en lugar de resolver lo que nos pasa, terminamos generando otro conflicto: endeudarnos, acumular cosas sin sentido o incluso duplicar objetos que no usamos”, sostuvo.
La licenciada en psicología subrayó la importancia de detenerse y hacerse preguntas: “¿Realmente lo necesito o estoy comprando para tapar algo?”. Y agregó que “quienes conviven con nosotros suelen darse cuenta antes que uno mismo cuando esto se vuelve un patrón”.
Finalmente recordó que si estas conductas afectan la vida diaria, es recomendable buscar ayuda terapéutica. “Lo principal es darse cuenta, ponerlo en palabras y trabajar sobre la autoestima y el autoconcepto”, concluyó.
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