Por Lucas Stornini:
Él se animó antes que nadie. Él rompió el hielo. Allá por marzo de 2015, la voz de Matías Attem fue la primera que sonó en vivo desde el estudio de Magallanes 278.
Por aquel entonces Onda Uno era un proyecto ambicioso, pero incipiente. Y él no dudó en sumarse, apostó de lleno a lo nuevo. En verdad, su paso por los medios tuvo mucho de disruptivo. Le gustaba sorprender, innovar, romper algunos moldes.
Durante todo 2015 y parte de 2016 condujo “Llego Tarde”, de lunes a viernes de 17 a 19. La columna vertebral del programa eran las entrevistas, muy diversas y con su particular estilo.
El currículum de Matías incluye también otros medios de la ciudad. Estuvo, por ejemplo, en los primeros años de FM 105. En LU24 se puso al frente de “Animal de Noche”, el primer programa que la AM local tuvo en esa franja horaria (iba de 0 a 6). Además animó las mañanas de verano con “Radio Express” y condujo “El Ventilador”, en Ilusiones. También formó parte de Radio Comunidad Claromecó, donde dejó un grato recuerdo.
La última emisora que transitó fue Cadena Uno, en Buenos Aires. Allí compartía las mañanas con otro tresarroyense: Milton Re.
Su creación televisiva, “Dos Nueve Ocho Tres”, integró las grillas de los dos canales locales. Algunas de las notas que logró a lo largo de su carrera alcanzaron repercusión nacional. Recientemente se lo pudo ver como movilero en la pantalla de canal 26. su último trabajo televisivo fue en Unifé, señal perteneciente a la Iglesia Universal.
Periodista inquieto y apasionado, con una agenda impresionante. La producción era, quizá, una de sus mejores facetas. Ocurrente, divertido, extrovertido. También polémico, por qué no decirlo. No pasaba desapercibido al aire, tampoco en las redes. Y de alguna manera, creo a él le gustaba jugar ese juego asumiendo los riesgos. Hasta participó en “Despedida de Solteros”, el reality de Telefé.
Pero quienes compartimos algunas horas con Matías Attem, sabemos que detrás de ese personaje controvertido había una persona generosa. Lejos del egoísmo y cerca de la ayuda, del consejo, de las oportunidades para gente nueva. Coincidimos en aquellos pases imposibles de olvidar. Profesionalmente éramos distintos. Teníamos formas, enfoques y criterios diferentes. Pero siempre primó la sana convivencia basada en la apertura, el respeto mutuo y, sobre todo, las risas!
Entre las muchas anécdotas, elijo una que lo resume tal cuál era: un dos de julio, en la previa del día del locutor, llega al estudio y me dice: “¿a qué locutores te gustaría entrevistar mañana, “Nora Perlé y Martin Wullich”, le dije. En cuestión de segundos buscó los números. A Nora la llamamos en el momento y coordinamos la nota. A Martin creo un poco más tarde. Pero al día siguiente charlé con ambos. Así era Matías. No se guardaba nada.
Este mismo año intercambiamos información y contactos. Cuando se me ocurría probar suerte con un entrevistado difícil, sabía que podía contar con él y su agenda.
Cuesta muchísimo procesar lo que pasó. No hay explicación para la partida de alguien tan joven, con tanta vida por delante. Es uno de esos momentos en los que ninguna palabra sirve como consuelo. Abrazo fuerte a su familia y deseo que encuentren la fortaleza necesaria para superar el golpe. Sólo queda aferrarnos a los buenos recuerdos.
Hasta siempre, Matías!