El periodista y bibliotecario, Juan Di Loreto compartió en Cosas que pasan, su mirada sobre la actualidad y los medios de comunicación.
EL AÑO DEL SESGO
Juan Di Loreto
@elchara
A esta altura de la milonga casi todo parece una ingenuidad. La realidad y sus lecturas viven del sesgo, del recorte, de la parte por el todo. Las narraciones arrancan tarde, mucho después de los prejuicios de toda clase. Cuando un quiere llegar a los hechos, éstos ya están gastados de tanto trajinar los portales.
Al sesgo, al viejo y querido sesgo, a eso que los noticieros dan como algo natural se le suman las audiencias que buscan la confirmación de sus juicios previos. Una verdadera marca de época. Dígame cómo escribe el nombre de tal dirigente y le diré qué piensa.
El año electoral que se avecina presagia tempestades a la hora de leer hasta la más simple de las noticias. Como lo mostró la pandemia, todos los temas están surcados por lo ideológico y sus recortes. En la dinámica en que se vive, nadie se pone al costado del camino. Nadie ve pasar la vida. El músculo nunca duerme y la ambición no descansa. Nunca hay tregua para la interpretación. Como enseñó Derrida (entre otros): siempre que decimos algo, hay muchas otras cosas que no decimos. (Aplíquese a este mismo texto, por favor.) Al fin y al cabo somos seres de tensiones, intereses y polisemias.
“EL MÚSCULO NUNCA DUERME Y LA AMBICIÓN NO DESCANSA. NUNCA HAY TREGUA PARA LA INTERPRETACIÓN”
Tampoco hay que creerse especial. Recordemos el comienzo de “Historia de dos ciudades” de Dickens: “Era el mejor de los tiempos, era el peor de los tiempos. La edad de la sabiduría, y también de la locura; la época de las creencias y de la incredulidad; la era de la luz y de las tinieblas; la primavera de la esperanza y el invierno de la desesperación. Todo lo poseíamos, pero nada teníamos”.
Un tiempo como cualquiera. Hay que reinventarse. Es decir: hay que hacer política. Pujar, medir, dar, quitar. No hay más que eso. Y nada menos que eso. Los lectores también. O se sientan en la comodidad de sus prejuicios o se ponen a trabajar. Como decía Bourdieu del “objeto de estudio”: se construye, se conquista. La realidad también. O la conquistas o la conquista otro.
