Científicos del CONICET descubren un efecto negativo en la producción del pejerrey

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Científicos del Conicet-La Plata- encontraron que la Atrazina produce un efecto negativo en el desarrollo gonadal del pejerrey, el pez más emblemático de la Provincia de Buenos Aires.

Pedro Carriquiroborde, trabaja en el Centro de Investigación del Medioambiente perteneciente a la UNLP y el CONICET, contó en Cosas que Pasan los resultados de una investigación hecha sobre una de las especies más valoradas por los pescadores, el pejerrey.
El también investigador independiente del CONICET es profesor adjunto de la alta casa de estudios de la ciudad de La Plata.

“Nos preguntamos si este herbicida podía alterar las proporciones del sexo del pejerrey, lo que comprobamos que no era así, pero que producía alteraciones en la gónada-órgano reproductor de machos y hembras”, expresó en investigador en Cosas que Pasan esta mañana por Onda Uno.

De a investigación explicó “en principio el herbicida tiene la posibilidad de alterar la gónada y tenemos que analizar si eso impide su reproducción, aunque nuestras pruebas son de laboratorio con una exposición alta al herbicida. El pejerrey llega a la edad reproductiva a los dos años, algo que es inviable para nosotros esperar el tiempo, por lo que nos enfocamos en analizar las alteraciones”.

“Por definición son sustancias tóxicas. Los más tóxicos para los peces son los insecticidas en cuanto a efectos letales agudos. Otros pueden tener efectos sub letales y crónicos más a largo plazo”, explicó el científico.

“No hay que alarmarse, pero sí generar información para hacer un uso adecuado de este recurso”.

En equipo

El último trabajo de Carriquiriborde se centra en los efectos sobre el pejerrey de la atrazina, unos de los herbicidas más utilizados en la agricultura argentina. El estudio se llevó a cabo en colaboración con Gustavo Somoza y Leandro Miranda del INTECH (UNSAM-CONICET), Lic. Diego Cristos INTA Castelar y Vance Trudeau University of Ottawa (Canadá).

“La atrazina no tiene una toxicidad aguda pero hemos encontrado que puede afectar la reproducción de los peces. Es un estudio que llevamos adelante con investigadores de Canadá y que todavía no salió publicado. Hace un año hicimos la parte experimental y estamos por publicar los resultados”, adelantó a este portal Carriquiriborde.

“Estamos trabajando en la fase de observar si en la naturaleza ocurre lo que vimos en el laboratorio, encontramos alguna evidencia, pero para vincular esto con el herbicida nos queda un trayecto para recorrer”.

Los ensayos se hicieron en pejerrey, una especie que el científico utiliza como modelo para sus estudios por la importancia socio económica que tiene en la Provincia de Buenos Aires.

“En el caso de los peces, las personas introducen sustancias al agua todo el tiempo, y al analizarlas las encontramos, por suerte en concentraciones bajas, y, vemos que rara vez sobrepasan los límites permitidos”, y, agregó, “no quiere decir que en algunos casos particulares no lo sobrepasen a los límites permitidos”.

Los objetivos

“Había publicaciones en otras partes del mundo que señalaban que la atrazina genera el cambio de sexo en peces y anfibios. Decidimos evaluar su efecto en el pejerrey teniendo en cuenta que su determinación sexual no es tan marcada como en otras especies.  El pejerrey determina el sexo por la temperatura del medio durante las primeras seis semanas de vida ya que no tiene cromosomas X  e Y tan fuertes como nosotros”, explicó el especialista.

El objetivo del trabajo era analizar si el uso intensivo de atrazina podía generar una alteración del equilibrio natural entre machos y hembras. “Los estudios arrojaron que si bien no produce un cambio de las proporciones sexuales si genera efectos sobre el desarrollo gonadal. Produce gónadas que no son ni masculinas ni femeninas”, señaló.Carriquiriborde aclaró que estas fueron exposiciones en laboratorio y que en el campo “suele haber una atenuación de los efectos” por la presencia de materia orgánica y otros factores que protegen a las especies de la exposición a los contaminantes.

“En teoría, esta sustancia tiene la capacidad de obturar el desarrollo gonadal. Hicimos muestreos de campo en las lagunas y encontramos pejerreyes con gónadas mixtas de macho y hembra, lo cual nos haría pensar que quizá podrían estar teniendo algún efecto. Ese trabajo está en una fase más inicial, es un muestro que se hizo en base a los resultados en laboratorio. Medimos tanto la concentración de la atrazina en los tejidos como la histología gonadal pero todavía no hemos hecho el análisis de correspondencia para determinar si hay una correlación entre ambos factores”, comentó el integrante del Centro de Investigaciones del Medioambiente (CIM).

Y remarcó: “Nos llamó la atención que encontráramos pejerreyes con gónadas mixtas. Probablemente tengan alguna capacidad reproductiva pero creemos que estaría disminuida”.

Efectos sobre los peces y su consumo

“Todo depende de dónde pongamos la vara de qué es sano y qué no, nosotros utilizamos sustancias que de alguna manera u otra terminan en el ambiente, todas las sustancias entran y los organismos tienen mayor o menor capacidad de acumularlas”, expresó.

“Hace años que asesoro a la comisión administradora del Río Uruguay. Venimos haciendo estudios de la concentración de contaminantes en los músculos de los peces y encontramos que están presentes. Sin embargo, uno nota con sorpresa que en el código alimentario de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) hay muchos plaguicidas que ni siquiera figuran y los que sí están aparecen con los límites para carnes bovina, aviar o porcina pero no para peces”, explicó Carriquiriborde

Y amplió: “La legislación a nivel internacional no incluye a los peces salvo para cosas muy particulares como puede ser mercurio u otro contaminantes específicos pero no para plaguicidas. Por eso uno tiene que hacer extrapolaciones que no son del todo correctas. Además los valores que suelen aparecen son altísimas. No sé si esos límites están hechos a partir de una evaluación de riesgo de consumo o son más bien arbitrarios”.

“En los pejerreyes hemos encontrado residuos de atrazina y otros plaguicidas. Si nosotros nos hacemos un análisis también encontraríamos contaminantes en el cuerpo. El problema es que lo que usamos queda en el ambiente”, aseguró el científico y aclaró: “Los métodos de detección son cada vez más sofisticados y son capaces de hallar concentraciones más bajas”.

“Los plaguicidas son menos persistentes que otros contaminantes como los órgano clorados que están en concentraciones más bajas pero siempre constantes.  Estamos tratando desarrollar sistemas que permitan detectar cómo funcionan y determinar su riesgo para el consumo”, remarcó.

En cuanto al efecto de la agricultura intensiva sobre las poblaciones de especies acuáticas, Carriquiriborde comentó: “Hemos hecho estudios en la zona núcleo como el norte bonaerense y el sur de Córdoba y de Santa Fé y lo comparamos con otras zonas como el norte y el sur bonaerense. Nos llevamos una sorpresa porque pensamos que iba a haber menor biodiversidad pero no fue así. Son cuestiones complejas, hay sistemas de resiliencia que tienen muchos elementos para analizar. El impacto de la actividad urbana es mucho más grande sobre los peces que la que tiene los agroquímicos. En los arroyos urbanos más contaminados es casi imposible encontrar un pez”, explicó.

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