En el marco de su última columna del año, la licenciada en psicología, María Liva, abordó el fenómeno conocido como depresión blanca o “blues navideño”, un estado emocional que suele aparecer durante las fiestas y que se manifiesta a través de tristeza, nostalgia, angustia o sensación de vacío.
En Cosas que pasan, explicó que “no se trata de una depresión clínica, sino de un malestar emocional pasajero que aparece en esta época del año, especialmente vinculado a la Navidad”. En ese sentido, aclaró que estos estados no reúnen toda la sintomatología de una depresión mayor y suelen darse en un período acotado de tiempo.
Señaló además que entre los factores que pueden desencadenar este estado se encuentran “las expectativas sociales de felicidad, los conflictos familiares, las pérdidas afectivas y, en algunos casos, cuestiones estacionales”. “Muchas veces hay un desajuste entre lo que uno siente internamente y lo que se espera que sienta en estas fechas”, explicó.
María remarcó la importancia de no minimizar estas emociones: “Hay que darles lugar, no aislarse y pedir ayuda. Negarlas o eludirlas no hace que desaparezcan, sino que pueden reaparecer más adelante, incluso en el cuerpo, como síntomas físicos”.
Entre las recomendaciones para atravesar este momento, destacó la importancia de hablar con personas de confianza, realizar actividad física, escribir lo que se siente —una práctica conocida como journaling— y mantener rutinas de autocuidado. “Escribir ayuda a ordenar lo interno y funciona como una descarga emocional”, sostuvo.
Además subrayó el valor del acompañamiento profesional: “La terapia ofrece un espacio seguro para poner en palabras lo que genera malestar y elaborar aquello que se presenta como síntoma”.
Finalmente destacó que estos estados son superables y que proyectarse a futuro es una herramienta clave: “Tener proyectos y deseos nos moviliza y nos ayuda a salir de estados más tristones”.
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