El secretario municipal de Seguridad, Juan Apolonio, participó esta semana del Seminario Internacional “Desafíos compartidos en un mundo inestable”, desarrollado el 25 y 26 de junio en La Plata. El encuentro, de alto nivel, reunió a autoridades y especialistas para abordar problemáticas actuales en materia de seguridad, tanto en el plano nacional como latinoamericano.
En Cosas que pasan, Apolonio detalló que durante las jornadas se abordaron temas como el narcotráfico, el narcomenudeo, el rol de los menores en situaciones de violencia, y también la salud mental, una problemática que —según señaló— comienza a ser reconocida como eje central en materia de seguridad.
“Estos espacios permiten tener una comprensión más profunda de cómo estamos y hacia dónde vamos”, dijo.
Celulares en cárceles
Consultado sobre las estafas telefónicas originadas desde las cárceles, Apolonio reconoció que el acceso de personas privadas de libertad a dispositivos móviles sigue siendo un problema sin resolver en la provincia de Buenos Aires.
“Todos estos delitos terminan en una unidad penitenciaria. Si no tuvieran teléfonos, muchas estafas no se podrían concretar. Pero hay jueces que lo consideran un derecho”, expresó.
Agregó que el uso de celulares desde los penales permite a los detenidos recolectar información sobre sus potenciales víctimas a través de redes sociales, lo que alimenta la ingeniería social necesaria para realizar cuentos del tío, estafas virtuales, y otras maniobras.
También comentó que el gobierno provincial ha creado nuevas plazas penitenciarias, pero cuestionó el criterio judicial que habilita el uso de dispositivos en las cárceles.
Violencia en las escuelas
Sobre los recientes conflictos en instituciones educativas de Tres Arroyos —que motivaron la solicitud de presencia policial por parte del Consejo Escolar—, Apolonio explicó que la Secretaría de Seguridad ya venía trabajando en coordinación con autoridades distritales, aunque reconoció que hay una mayor visibilización en estos días por la viralización de videos en redes.
“Cuando dos menores se pelean, eso va más allá de la seguridad. No se resuelve solo con patrulleros, hay cuestiones familiares y sociales más profundas que atender”, aseguró.
Aclaró que el área actúa en horarios críticos, priorizando aquellas escuelas con antecedentes de conflictos. También mencionó que en algunos casos, la presencia de móviles responde a conflictos entre adultos responsables de alumnos, como padres con medidas de restricción.
En relación con personas ajenas a las instituciones educativas que ingresan sin autorización, dijo que no han recibido denuncias formales, aunque sí han actuado ante avisos de autoridades escolares.
“El ex Colegio Nacional es el lugar con más accesos abiertos. A veces entran personas sin relación con la comunidad educativa. No cometen delitos, pero su presencia genera preocupación”, indicó.
Preocupación regional
En el seminario, también se analizaron realidades regionales como el caso de Ecuador, que pasó de tener una de las tasas de homicidios más bajas de Latinoamérica a ser uno de los países más violentos por el avance del narcotráfico.
“Pasaron de 2,5 homicidios cada 100.000 habitantes a más de 30 en solo siete años. Eso muestra lo que puede pasar cuando el Estado se retrae”, alertó Apolonio.
Finalmente subrayó que el fenómeno de la violencia juvenil no es exclusivo de Tres Arroyos, sino que se repite en todo el país. En ese sentido destacó una exposición de una jueza de menores de Lomas de Zamora, que habló sobre el desapego de los jóvenes al cumplimiento de normas básicas de convivencia, como un signo preocupante.