Por Fernando Catalano
Con todo respeto. Se denunció públicamente a principios del mes de agosto la agresión física de una concejal de Juntos a la secretaria del Concejo Deliberante, del Movimiento Vecinal, y dos meses después es como que “acá no ha pasado nada”.
La supuesta víctima es la también abogada Rocío Liébana, una conocida referente de una agrupación como Construyendo, dedicada al cuidado y acompañamiento de mujeres víctimas de la violencia.
Mientras que la presunta agresora -y también abogada- es Daiana De Grazia, que además es la vigente presidente del radicalismo tresarroyense.
Cómo a una institución donde se llevan adelante los debates y consensos sobre los temas que debieran mejorar la calidad de vida de los tresarroyenses, se le pasa desapercibido resolver esta denuncia?.
Qué se puede esperar entonces si ésto le pasara a un simple vecino de a pié…
Porqué no se ha logrado constituir un grupo de concejales que se encargue de dar una clara señal de lo que no debe ocurrir, o no tolerarse, en una comunidad que se pretende democrática y adulta?
Dos meses después del hecho denunciado públicamente, el mismo Concejo Deliberante de Tres Arroyos no ha sido capaz de anunciar si existió tal agresión -y eventualmente aplicar una sanción- o si por el contrario lo que se denunció fue una mentira. Una actitud que de igual modo debería recibir un fuerte reproche.
Desde el Concejo Deliberante suelen emitirse declaraciones de repudio o rechazo de cuestiones de índole provincial o nacional, pretendiendo mostrar una altura moral que -hoy- se choca con éste mal ejemplo.
Desde un espacio público, al que se llega por elección democrática, y desde donde se debieran dar los mejores ejemplos, resulta cuestionable que este tipo de hechos se deje pasar, como así acá no hubiera pasado nada.