Recientemente el Concejo Deliberante aprobó con los votos del Frente de Todos y de Juntos, citar al director de Turismo Alejandro Trybuchowuicz y al delegado de Claromecó, Julián Lamberti a una Interpelación, ligada en este caso con la política turística del distrito.
En su defecto podrá asistir el intendente Carlos Sánchez, como jefe político de ambos.
Una Interpelación no es ni más ni menos que un pedido de explicación, cuando ya se ha agotado las instancias previas en las que se priorizó el diálogo.
Todo funcionario político, si acepta el cargo y sus beneficios, debe saber que mínimamente le debe dar explicaciones a su pueblo.
Lo que no pueden hacer los funcionarios en este caso, es no ir.
La Interpelación no es una acusación. Es una palabra que al intendente de Tres Arroyos no le gusta, porque no le gusta dar explicaciones sobre las medidas que toma -o las que no- en el transcurso de su ya desgastada gestión de gobierno.
El próximo jueves será la cita en el Salón Blanco de la municipalidad para los dos funcionarios. O por si quiere sorprender, para Sánchez.
Por ahora Lamberti y Trybuchowuicz han realizado sus descargos en las redes sociales.
Pero Sánchez dio una muestra más de desprecio por no respetar los mecanismos democráticos, los mismos que le permiten sumar 30 años de función pública, y de un sueldo bancado por el Estado, cuando dijo que sólo se presentaría a la interpretación “en patrullero”.
Pero lo que verdaderamente interesa que expresen está directamente relacionado con todas las preguntas y dudas que generan sus respectivas gestiones, y que en consecuencia atoran toda política pública que se precie de tal.
La política pública de mejor calidad es aquella que respeta los tres poderes del Estado; algo que el gobierno municipal de Tres Arroyos tiene como una deuda cada vez más prominente e indisimulable. El respeto por las normas que deberían regir la vida en una comunidad más organizada.
