Tal como corrió durante el último verano para fiestas de fin de año, volvió a suceder en la primavera 2021.
Cuando por pandemia no había boliches, y aún no los hay, la “curva” se convirtió en la excusa para amontonar la nocturnidad y evitar una mayor cantidad de fiestas clandestinas o encuentros tumultuosos en casas de familia.
Fomentar incluso desde la delegación de Claromecó el uso de ese espacio público para ‘esparcimiento’, para ir a retirar allí la pulsera del predancing, por ejemplo, no ha dejado de traer dolores de cabeza a las fuerzas de seguridad locales que este fin de semana no dan a basto, y requirieron de la presencia de Caballería.
Pasadas las 0:30, un móvil de Caballería, con tres patrulleros y un móvil de la Patrulla Urbana se dirigían por avenida Costanera hacía la zona del faro para atender una emergencia.
Pero las preocupaciones especialmente están dadas por lo que ocurre avanzada la madrugada sobre la “curva”, donde llegan en racimo grandes grupos de ‘jóvenes’, desde Tres Arroyos.
Quienes copan durante todo el año el acceso al parque Cabañas y segmentos del camino de cintura, llegan en gran número hasta Claromecó, como lo hicieron el último verano cuando agredieron físicamente a un policía, apedrearon un patrullero policial, y robaron en el parador Samoa.
En la madrugada del sábado ya fue denunciado un hecho de sangre en la “curva”, donde las autoridades políticas prefieren tener a la juventud, junta y revuelta, para no molestar con ruidos a los vecinos durante las noches de la primavera.
Faltan quince minutos para la 1:00 de este domingo, cuya madrugada recién comienza. Y no es buena la sensación de tanto agite entre ‘jóvenes’ en un espacio público que pretende ser el lugar de los buenos recuerdos, donde uno vaya a posar junto al cartel de Claromecó para tomar una foto del atardecer con los afectos.
Gestionar este tipo de ‘noche’, es tentar a la desgracia.
