Trabaja como empleada doméstica, pero siempre le gustó la albañilería. Ante un apuro por la perspectiva de quedarse en la calle y sin recursos, se decidió a emprender una tarea que es mayoritariamente realizada por hombres.
La vecina de Coronel Pringles Celeste Frutos está en una carrera contra el tiempo. En diciembre vence el contrato por el alquiler de la vivienda que hoy ocupa, y para entonces necesita un lugar a donde ir a vivir con sus dos hijos. Aficionada a la albañilería, decidió levantar ella misma su casa, y hoy está en plena tarea, con la asistencia de su amigo, Daniel “Tito” Gómez.
“Soy corajuda, y mi sueño era ser albañil. Tengo que hacer mi casa sí o sí antes de diciembre, y como no puedo pagarla, la tengo que hacer”, le contó Celeste al diario El Orden.
Los trabajos de albañilería no son desconocidos para ella. En la casa que alquilaba venía realizando arreglos, y en la vivienda de su madre aplicó revoque y colocó piezas de revestimiento.


Ahora se enfrenta al desafío de construir un hogar propio para sus dos hijos, Josefina, de 3 años, y Alex, de 15, y para ella misma. Poniendo, literalmente, el hombro.
Celeste se carga las vigas que irán en el techo y las levanta con todas sus fuerzas para alcanzárselas a su compañero de obra, “Tito”.
“¡Son más pesadas, no sabes cómo hemos laburado! Para que las mujeres vean que no por ser mujer no podemos hacer todo lo que hacen los hombres”, señala la joven.
La albañil aficionada hace tareas de limpieza en casas como medio de vida, luego de perder el puesto de empleada en una farmacia.
Pero hallar una nueva ocupación resultó difícil y las restricciones por la pandemia empeoraron las cosas. Al mismo tiempo, se le fue haciendo más difícil pagar el alquiler, por lo que empezó a buscar alternativas.
Aunque en primer término había conseguido una rebaja en el monto, el dueño cambió de parecer al enterarse del proyecto en marcha de Celeste.
“Cuando (el propietario) se enteró de que me estaba haciendo mi propia casa, cambió. Ahí me dijo que me vaya, porque el hijo no tiene dónde meter los muebles”, relató la joven.
Entonces decidió ponerle todo el empeño a la terminación de su casa y, para eso, dedicarse ella misma a hacer el trabajo pesado. “Tito” se sumó a la cruzada y puso mucho más que mano de obra.


“Mi amigo vendió su camioneta, me dio la plata y me está ayudando a levantar mi casa. Cuando recién arrancamos, se pidió los 15 días de vacaciones parta venir a laburar, mañana y tarde levantando mi casa. Ni con todo el material del mundo me alcanza para hacerle un monumento”, se emocionó Celeste.
La estructura básica del futuro hogar de Celeste y sus hijos ya está casi lista, y ahora están colocando los tirantes que sostendrán el techo. Luego vendrán el revoque, la colocación de los pisos, las instalaciones de agua y electricidad.
“Le tengo que meter pata antes de diciembre. Estuve mirando videos de Youtube para hacer la instalación eléctrica, pero una amiga me dijo que me deje de mirar esos videos, que el marido me va a regalar la instalación. Me ayudan porque ven que laburo” señaló.
A semanas de que se cumpla el plazo, Celeste ve el futuro con optimismo y ya hace planes para seguir adelante como lo que es: una luchadora.
“Después que termine mi casa, quiero seguir trabajando de albañil. Hasta poner una empresa de construcción, no paramos”.
Fuente y fotografías: El Orden