Durante la cuarentena, Adela Cerdan necesitó sentirse cerca de sus nietos que viven en diferentes partes del mundo, y, otros que aunque están en la ciudad no podía ver por el aislamiento obligatorio.
Así que su gusto por la lectura y los recuerdos de su infancia, de su propia abuela leyéndole cuentos, o de ella “una lectora precoz aún sin saber leer”, la motivaron para compartir cada noche un relato, historia, texto, cuento diferente para sentir que esas “pijamadas” en su casa se podían seguir haciendo, aunque ahora, de manera virtual.
Adela compartió su experiencia en Cosas que Pasan y nos regaló mucho amor, además confesó que “para mí es algo normal, ustedes me hacen notas, pero no tiene nada de grandioso leer cuentos para mis nietos, algo que me encanta hacer”.
Sin embargo, aunque ella no lo crea, la lectura de sus relatos han emocionado y animado a otros, además de hacer felices a sus nietos, sobrinos y todos los que la escucharon.
