La psicóloga social Virginia Escobedo compartió en Cosas que Pasan su pensamiento -como lo hace habitualmente en el espacio que tiene en FM 103.9-su análisis de la situación de pandemia y aislamiento obligatorio:
De pronto todo se parece a una película de ciencia ficción al mejor estilo Steven Spielberg, hasta que nos damos cuenta que es la vida misma, y acá estamos. Todos cumpliendo con el “aislamiento social y preventivo que se nos ha pedido. Como tal, nuestras rutinas diarias se ven interrumpidas abruptamente.
De una día para el otro la vorágine con la que vivían o vivíamos la mayoría de la población se nos vio reducida a movernos y trabajar desde casa. Lo que en varias ocasiones fue un deseo o una utopía, hoy es una realidad que ahoga. Y no necesariamente por el hecho del “encierro”, sino por todo lo que conlleva, desde compartir tiempo completo con la familia o con uno mismo, hasta incorporar nuevos hábitos. Éste es uno de los tantos desafíos que nos ha puesto el COVID 19 al cual voy a referirme como psicóloga social y agente de promoción de salud mental.
Tal vez por una deformación profesional me ocupa más el pensarnos como sujetos sociales y el impacto psico -emocional que produce o producirá el “aislamiento social”. Somos sujetos sociales, necesariamente para sobrevivir necesitamos de ese Otro. Ser un sujeto social implica la interacción y la convivencia con otros seres humanos. No solo para desarrollarnos, educarnos, reproducirnos, sino también para compartir la vida. Hoy, y como si se tratase de una ironía, debemos aplicar el distanciamiento social para preservar la vida. En este contexto no abrazar a alguien, no darle un beso, no compartir un mate es sin, duda una muestra de amor y cuidado.
La realidad nos obliga a protegernos y cuidarnos entre todos para evitar la propagación del coronavirus, mientras tanto este aislamiento puede contribuir a la mala salud a largo plazo. D
Cuidar y proteger la salud mental es también nuestra responsabilidad, y quienes trabajamos en esa área debemos promover acciones que se complementen y no entren en contrariedad con las medidas de aislamiento.
El 2020 nos atraviesa bajo el paradigma de la globalización y esto hace que estemos hiperconectados e informados las 24 horas. De sobra y desde hace ya tiempo se han vertido diferentes teorías y opiniones acerca de uso y abuso de las redes sociales sumado a los pro y contras de la utilización de los mismos. En la actualidad, pareciera ser que whatsapp, Facebook, instagram, Tik Tok, entre otras son el medio que nos habita, nos une y contiene. Esto alcanza? Seguramente no, pero sí es factible como medio para llevar, sobrellevar y sostener esta realidad.
Para contener a nuestros “viejos” y sobre todo aquellas personas, sin importar la edad, que están atravesando este tiempo de “cuarentena” en soledad.
Utilizar las redes sociales y mantenernos en contacto permanente es el medio saludable que nos va a ayudar a preservar la salud emocional y a estar “Conectados”. Hemos sabido, como sociedad, armar una trama vincular virtual que nos encuentra y contiene. Eso es extraordinario Con la presencia del COVID 19 hemos aprendido a lavarnos las manos, a ser más pulcros e higiénicos pero aún estamos aprendiendo, como vivir sin que nos pese el distanciamiento social”. Hay una realidad innegable, y es que estas medidas sirven para proteger y preservar nuestra salud biológica y la de los demás.
Tal situación pone de manifiesto valores como la solidaridad, la cooperación, la tolerancia. Asimismo también colabora en el desarrollo de la empatía. Algo de lo que se habla mucho y se practica poco. Esta y otras tantas serán las consecuencias positivas que nos haya dejado el COVID 19, como por ejemplo, algunos descubrirán que pueden vivir solos; otros darán cuenta que aquella persona que creían imprescindible no lo es;
otros se despertarán extrañando a alguien que no imaginaban nunca extrañar, y así puedo nombrar innumerables situaciones que se pueden dar.
Sin dudas, las medidas de aislamiento, distanciamiento social tiene un fuerte impacto en los vínculos de cualquier índole; desde el familiar, hasta el de pareja, pasando por los vínculos laborales y de amigos. Creo que tal situación nos va a permitir mejorar nuestra calidad a la hora de vincularnos, nos posiciona de otra manera, ya que seguramente, cuando todo pase, cuando volvamos a reencontrarnos no seremos los mismos. Para ese entonces hemos aprendido que nadie es imprescindible, que está bueno extrañar a alguien, que es importante un llamado por teléfono, que es reconfortante abrazar y abrazarnos, que es valioso el tiempo que uno comparte con la familia, que es muy divertido y muy bueno sentarnos juntos a almorzar.
Con el COVID19 muchos padres volvieron a ver a sus hijos despertar o acostarse, se vieron esa cara de “dormido”, se acompañaron y se cuidaron; mientras otros se amigaron con la soledad, con el espejo, con su cuerpo, etc, etc, etc.
Esta pandemia no distingue de chicos, y grandes nos igualo a todos. Fue y es tan impertinente que hasta puso en jaque a la economía mundial. Volviendo a lo que sé y me interesa decirles, es que podremos salir de esta sin “virus”, pero seguro nadie sale ileso emocionalmente de ésta. Que este aislamiento, que este “quedarte en casa” sea la oportunidad para dar el salto cualitativo del que tanto se habla.
De ir hacia el centro, de esa búsqueda insaciable der SER y entonces nos juntaremos a comer, a brindar, nos volveremos a abrazar y a besar con la certeza de que, como dijo Neruda “… Nosotros, los de entonces, ya no seremos los mismos”.
Virginia Escobedo