En su columna de los viernes en Cosas que pasan, la psicóloga María Liva habló sobre las consecuencias emocionales y psicológicas que pueden generar eventos como las inundaciones recientes en Bahía Blanca y la región. Explicó que, si bien la primera respuesta siempre está enfocada en la emergencia, la reconstrucción y la limpieza, luego pueden aparecer secuelas emocionales.
“El impacto que generan este tipo de catástrofes es un trauma que no necesariamente se manifiesta en el acto, sino que puede aparecer con posterioridad”, sostuvo.
Asimismo destacó que los síntomas pueden variar en cada persona, desde insomnio, ansiedad y depresión hasta flashbacks o pesadillas. También señaló la importancia del acompañamiento y el diálogo: “Lo fundamental para poder elaborar tiene que ver con poner palabras a las situaciones, con preguntas, con poder hablar de aquello que sucedió.”
Además remarcó la necesidad de un abordaje colectivo al sostener que “no es solo lo individual, sino también lo que sucede a nivel comunidad. Socialmente, de alguna forma, es una sociedad que queda rota, que queda traumatizada”.
Sobre las personas que debieron dejar Bahía Blanca por la catástrofe, explicó que cada caso es diferente y que no siempre evitar el regreso es la solución: “Evitar aquello que nos da miedo, en ocasiones, genera aún más temor. Hay que respetar los tiempos de cada uno y acompañar el proceso.”
Finalmente advirtió que las secuelas emocionales pueden aparecer tiempo después y que es clave prestar atención a los signos. “Si los síntomas afectan la vida cotidiana, es recomendable hacer una consulta profesional para comenzar a elaborar lo vivido”, sugirió.